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martes, 25 de octubre de 2011

EGIPTO... REINO ANTIGUO


Reino Antiguo
Comienzan  a surgir las grandes ideas de la Creación, que si bien es muy probable que ya existiesen en épocas anteriores, es ahora cuando comienzan a tomar forma de una manera más organizada: en Menfis la teoría de la creación según Ptah, en Heliópolis Ra y la Enéada y por último en Hermópolis la Ogdóada. A pesar de que conocemos la cosmogonía menfita, no tenemos evidencias de que el culto a Ptah estuviese implantado a nivel nacional y los textos de esta época no nos facilitan el trabajo. Por eso algunos especialistas ponen en duda la universalidad de las teorías menfitas, y más bien parece que su culto, al menos en esta época no pasó de la zona de influencia de Menfis. Precisamente es en períodos más tardíos, cuando ya Menfis había perdido la importancia de la que gozó durante esta era, cuando más evidencias tenemos.
Durante la IV Dinastía empieza a tomar importancia el culto a Ra, como dios asociado a la realeza, y se desarrolla la influencia del  clero heliopolitano. Estamos en la época de la construcción de las pirámides de Guiza. El rey es un dios y como tal debe recibir culto, pero es también la encarnación terrestre de los dioses del Más Allá, un mundo todavía celeste, una concecpción invariable y lo sufientemente arraigada que sobrevivirá a las diferentes culturas que se asentaron en tierra egipcia, incluidas la griega y romana.
A partir de la V Dinastía el faraón es ante todo "Hijo de Ra" y el poder del clero comienza a aumentar; los templos empiezan a recibir gran cantidad de recursos económicos, que ya no se emplean sólo en construcciones reales. Es el apogeo de los templos descubiertos, caracterizados por la presencia de un gran obelisco central. Es en la V Dinastía cuando la religión solar se convierte en lo que conocemos como teoría heliopolitana, que une el antiguo culto al Sol con la Gran Eneada. Por otra parte empieza a destacar el culto osiríaco, aunque vinculado sólo al rey, quien una vez muerto se identifica plenamente con Osiris. El sincretismo de diferentes cosmogonías lleva a la formación de la Gran Enéada en la que se incluyen los dioses de las teorías osiríacas.
La idea del caos se hace firme con el sistema heliopolitano:
'En el principio existía el caos simbolizado por Nun. El Universo no había sido creado, existía desde antiguo y por la eternidad como una masa inerte. No existía el cielo, ni la tierra, ni los hombres y los dioses aún no habían nacido. 
No existía la vida ni la muerte. Atum, el espíritu del mundo estaba diluido en este caos. Pero llevaba en sí mismo la fuerza generadora de las cosas y los seres. Tomando conciencia de sí mismo se llamó gritando: Ven a mi, y desdoblándose originó el nacimiento de Ra, personificado por el Sol. Atum y Ra, el espíritu del mundo y su conciencia, son los 2 aspectos de un mismo ser, mundo indivisible que lleva en si la fuerza generadora de su propia sustancia'.
Tras resurgir del caos Atum-Ra crea a Shu (el aire) y Tefnut (la humedad). De la unión de ambos elementos nacen Gueb (tierra) y Nut (cielo), que a su vez dará a luz a Osiris, Isis, Neftis y Seth. Estos nueve dioses formaban la Gran Eneada, y con ellos se había dado lugar a la Creación en su estado primitivo. En torno a ellos surgirán dioses más o menos importantes que ocuparán lugares especiales en el Panteón, pero el sincretismo ya se ha realizado, de modo que las parejas divinas se consolidan.
Durante la VI Dinastía las pirámides se caracterizaran por la inclusión de textos, conocidos como "Textos de las Pirámides", que ya habían sido incluídos en la pirámide de Unis (último faraón de la V Dinastía).
Constituyen el conjunto de escritos religiosos más antiguos hasta ahora descubiertos y nos dan a conocer rituales funerarios, ceremonias religiosas, ofrendas, fórmulas mágicas y en general todo lo que podía proporcionar el bienestar del rey muerto y facilitar su nueva existencia en el Más Allá.
El clero heliopolitano se hace cargo de las donaciones y ofrendas, lo que le permite gozar de una base económica que le mantiene en el poder. En Abidos se halló un decreto de Neferirkara por el que los servidores locales del templo quedaban exentos de realizar los trabajos obligatorios para el estado (corvea). 
Esto puede darnos una idea del poder e influencia que ejercía el clero en la política de finales del Reino Antiguo. 
El fin de la VI Dinastía se caracterizó, religiosamente, por un alejamiento de las administraciones locales frente al poder central, que llevó a la consesión, por parte del rey, de algunos privilegios a los templos a cambio de que estos y los nobles locales mantuviesen su lealtad. 
Directamente se produjeron dos consecuencias inmediatas: por una parte vuelve a resurgir el culto a los dioses locales  y por otra los templos se transforman en centros económicos regionales y se convierten en independientes del poder central. Los grandes sacerdotes, casi siempre,  son personajes locales.  
Podían tomar ciertas medidas administrativas, inicialmente reservadas al rey, y eso es lo que hicieron durante la desaparición del poder central en el Primer Periodo Intermedio.

VASOS CANOPOS


Vasos Canopos
Vaso canopo es el recipiente, empleado en el ANTIGUO EGIPTO, donde se depositaban las vísceras de los difuntos, lavadas y embalsamadas, para mantener a salvo la imagen unitaria del cuerpo.
Estos vasos se introducían en una caja de madera que, durante el cortejo fúnebre, era transportada en un trineo.
Había cuatro tipos de vasos canopos, que representaban a unas divinidades llamadas Hijos de HORUS, quienes protegían su contenido de la destrucción.
Las divinidades representadas eran:
AMSET:
Vasija con tapa en forma de cabeza humana, donde se guardaba el hígado.
HAPY:
Vasija con tapa en forma de cabeza de papión, donde se depositaban los pulmones.
KEBEHSENUF:
Vasija con tapa en forma de cabeza de halcón, que contenía los intestinos.
DUAMUTEF:
Vasija con tapa en forma de chacal, con el estómago del difunto.
Cada vaso estaba protegido por una diosa titular: 
ISIS, NEFTIS, SELKIS y NEITH, y debían estar orientados, ritualmente, hacia los cuatro puntos cardinales: el hígado al Sur, los pulmones al Norte, los intestinos al Oeste y el estómago al Este.
La denominación de vasos canopos es fruto de un error, pues fueron asociados con otro tipo de recipientes que poseían tapas con forma de cabeza humana, hallados en la ciudad de Canopus, en el BAJO EGIPTO, aunque no había ninguna relación entre ellos.

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