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lunes, 27 de febrero de 2012

BASTET...


EL GATO EN EL ANTIGUO EGIPTO
Según tenemos constancia, el culto al gato aparece en el Antiguo Egipto alrededor del 2.900 a.C. como una deidad local en el Delta del Nilo. Así, la diosa gata Bastet defendió al dios sol Ra contra los ataques de la serpiente Apofis, una de las deidades mas representativas del mal. Hija y esposa del propio Ra según algunas mitologías, Bastet era amén de protectora de la familia y patrona del hogar, una diosa de la felicidad, el placer, la alegría, la feminidad, la música, y la danza. De hecho la consideración de este animal fue siempre tan alta, que en el capítulo XVII del Libro de los Muertos se pone en boca de Ra las siguientes palabras: "Yo soy el gato cerca del cual se abrió el árbol Iched (un árbol al que se identifica con la persea o la balanita) en Heliópolis la noche en que fueron destrozados los enemigos del Señor del Universo".
Aunque su importancia fue siempre notablemente destacada, durante la dinastía XXII (formada por un conjunto de reyes de origen libio) se adoptó a Bastet como divinidad principal, motivo por el que es conocida como Dinastía Bubastita, al haber convertido en capital del país a Bubastis, (nombre cuyo significado es "Mansión de la diosa Bastet"). Fue en esa época cuando se trató de fusionar su culto con el de la diosa leona Sejmet, un hecho que ni el clero ni el pueblo permitió negándose a aceptar una unión de diosas tan opuestas, ya que mientras la primera simbolizaba el amor y la alegría, la segunda era una diosa de la guerra y la destrucción de enemigos.
Para el desarrollo del culto a Bastet los sacerdotes solían escoger un gato con unas características muy especiales el cual era adorado y venerado como si de la encarnación de la diosa se tratara. Asimismo -y a nivel popular- en ciertas fechas solían celebrarse unas procesiones al anochecer durante las cuales una imagen de la deidad era transportada en barcas ricamente adornadas con guirnaldas de flores y alumbradas por antorchas, al tiempo que se cantaban todo tipo de alabanzas en su honor. Cuando se llegaba a tierra firme se celebraban unas fiestas orgiásticas que duraban hasta el amanecer.
Los antiguos egipcios nunca dieron al gato un nombre especialmente significativo, sino que prefirieron llamarlo por su onomatopeya: Miw. Respecto al trato corriente que daban a estos animales cabe decir que era tan especial que cuando uno de ellos caía enfermo recibía tantos cuidados y atenciones como los que se daban a los niños, y si a pesar de ello moría, toda la familia se vestía de luto hasta el punto de que en algunos casos se afeitaban incluso las cejas en señal de duelo. A continuación el dueño del felino envolvía el cadáver en un paño de lino, llevándolo sin demora a "La Casa de la Purificación" para que fuese momificado, proceso que llegaba a durar hasta 40 días, y con el que eran tan meticulosos cual si se tratara de un ser humano. Tras lo anterior las familias ricas colocaban sobre la cabeza de la momia una máscara de bronce, (representando al animal fallecido), y lo introducían en un ataúd o sarcófago que podía estar confeccionado con materiales que iban desde la palma o el papiro hasta la piedra caliza. Por último lo conducían al cementerio seguido por un largo cortejo de parientes y amigos de la familia, quienes manifestando su profunda tristeza lloraban desconsoladamente al tiempo que con gesto desesperado desgarraban sus vestiduras, dándose incluso el caso de que quienes gozaban de un nivel económico suficientemente solvente llegaban a contratar plañideras profesionales que como muestra de dolor echaban tierra sobre sus cabellos y arremangaban sus túnicas dejando el pecho al aire.
Como es lógico y natural el cementerio de gatos más grande de todo Egipto estaba precisamente en Bubastis, un lugar al que acudían gentes de todo el país para dar sepultura a sus queridos felinos. Sin embargo este intenso tráfico de personas hizo que la picaresca decidiera sacar partido de tan excelente oportunidad de hacer negocio, lo que llevó a que algunos comerciantes carentes de todo escrúpulo se dedicasen a criar gatos en granjas especiales, gatos que llegado el momento y en función de la demanda eran "piadosamente sacrificados retorciéndoles el cuello". Tras ser momificados, sus restos eran vendidos a los peregrinos para que los llevasen como ofrenda al santuario de la diosa Bastet. De hecho, por medio de estudios radiológicos llevados a cabo hace algunos años se ha podido comprobar mediante el análisis realizado a cierto número de momias de gatos que aproximadamente el 90 por ciento habían muerto entre los cuatro y los diez meses de edad, por lo que considerando que la duración normal de la vida de estos animales puede estar en torno a los 12 o 14 años, resulta evidente que en una proporción más que elevada debieron morir por causas "poco o nada naturales".
Paradójicamente, a pesar de lo anterior las leyes sin embargo prohibían expresamente tanto el perseguir como el matar a los gatos, a tal punto que si alguien era responsable de la muerte de uno de ellos corría el peligro de llegar a ser condenado nada menos que a la pena capital.
Como último dato curioso diremos que en 1.859 fue descubierto en Beni Hassan (desgraciadamente por un grupo de ignorantes desaprensivos) un cementerio con 300.000 gatos momificados, quienes tras llevarse las momias a Alejandría, las machacaron a conciencia, vendiendo con posterioridad el polvo resultante como abono a Inglaterra. De esta forma más de 20 toneladas de momias de gatos perfectamente conservadas durante siglos fueron adquiridas por campesinos ingleses al precio de 4 libras la tonelada.

ANUBIS...


ANUBIS, EL DIOS DE LA MUERTE
Anubis era el "Señor de la necrópolis", la ciudad de los muertos, que situaban siempre en la ribera occidental del Nilo. Era el encargado de guiar al espíritu de los muertos al "otro mundo", la Duat, dentro de las creencias egipcias. Estaba relacionado no sólo con la muerte, sino también con la resurrección después de ella, y era pintado en color negro, color que representa la fertilidad
Su nombre egipcio era Anpu (destructor de la vida) (Inpu, Ienpu, imaut o Imeut). Anubis es su nombre helenizado. Si los escritores griegos lo asociaban con Hermes, los romanos le rendían culto y lo tenían dentro de sus deidades bajo el nombre de Hermanubis.
Este dios egipcio era representado como un hombre con cabeza de cánido, o como un perro egipcio (o chacal) negro, por el color de la putrefacción de los cuerpos, y de la tierra fértil, símbolo de resurrección. Ocasionalmente, aparece como un cánido que acompaña a Isis. La asociación con el chacal se debe, probablemente, a su hábito de desenterrar las tumbas para alimentarse.
Cuando Osiris subió al poder en el mundo de los muertos, la Duat, Anubis tomó un papel secundario, limitándose a embalsamar los cuerpos de los faraones, guiarlos a la necrópolis y cuidarla con su vida. Los sacerdotes de Anubis usaban unas máscaras rituales con su figura en la ceremonia de embalsamamiento del faraón. Anubis era también el encargado de vigilar, junto a Horus, la balanza en la que se pesaban los corazones de los difuntos durante el Juicio de Osiris.
Anubis es considerado el hijo ilegítimo de Seth, engendrado por Neftis. Seth decide asesinarlo al enterarse de su nacimiento, pero Neftis entregará el niño a Isis, la hermana y esposa de Osiris, quien lo protege y cría. Cuando Seth mata a Osiris, Anubis ayudará a Isis a resucitar al dios. Por esta razón Anubis era el encargado de embalsamar a los faraones, y guiarlos a la necrópolis.
Recibió los epítetos y títulos de: "Señor de las necrópolis", "Señor de los occidentales", "Señor de la Tierra Sagrada", "Señor del País Sagrado", "Señor de Rosetau", "El que está sobre su montaña", "Señor de las cavernas", "El que preside la tienda divina", "El que está en la cámara del embalsamamiento", "Señor de los embalsamadores", "El que está sobre las vendas", "El que cuenta los corazones", "Señor de las vacas lecheras", "El Señor de Nubia"

miércoles, 22 de febrero de 2012

DEAMUTEF...

DUAMUTEF
Es uno de los cuatro hijos de Horus que velan y guardan las visceras del difunto.
Hijo de Haro-eris e Isis
Su nombre significa "el que alaba a su madre", destacando su funcion protectora.
Los "Cuatro Hijos de Horus" asisten y protegen a Osiris y por extension, al difunto y sus visceras.
Tambien son los representantes de los Cuatro Vientos y de los Cuatro Puntos Cardinales, siendo Duamutef el delegado del Este y guardian del estomago.
Aparece junto a sus hermanos sobre una flor de loto abierta frente a Osiris en la "Sala de las Dos Verdades" o "Sala de la Pesada del Alma".
Se le representa como un dios de aspecto humano momiforme y con cabeza de chacal.
No tiene apariencia animal como entidad independiente, pero bajo el conjunto de los "Cuatro Hijos de Horus" y en relacion con su funcion de dios de uno de los puntos cardinales, puede tomar el aspecto de pajaro.
Tambien se representa bajo la forma de una serpiente de la que salen cuatro cabezas a lo largo de su cuerpo, relacionadas siempre con el mundo funerario.

viernes, 17 de febrero de 2012

RAMSES II


RAMSES II
Ramses El Grande
Rey, XIX dinastía, Reino Nuevo.

Hijo de Sethi I.
Enterrado en la KV 7, en el valle de los reyes.
Momia recuperada en el escondite de Deir el-Bahari. 

Ramsés nace aproximadamente en el año 1326 a.C., accede al trono hacia 1306 a.C. y muere alrededor de 1234 a.C. por lo que su reinado es, además de uno de los más prestigiosos de la historia egipcia tanto en el aspecto económico, administrativo, cultural o militar, uno de los reinados más largos. Ramsés II procedía de una importante familia pero no estaba emparentado con la realeza. 

Su abuelo, Ramsés I, del que heredó el nombre, era general del ejercito y visir (primer ministro) del faraón Horemheb, que al verse anciano y sin descendencia decidió designarle, siendo además de su visir su hombre de confianza, príncipe hereditario de la tierra , evitando de esta manera de una sucesión disputada. 
Con la muerte de Horemheb en 1306 a.C., se cierra la dinastía XVIII y con la subida al trono del abuelo de Ramsés II, con el nombre de Ramsés I, se inició la XIX dinastía. Al morir Ramsés I, tras tan solo un año de reinado, le sucedió en el trono su hijo Sethi, que demostró durante su reinado que las enseñanzas recibidas en el arte de la guerra habían surtido su efecto.

Así Ramsés II hijo de Sethi, con el que fue retratado siendo un niño ensogando un buey sagrado e inspeccionando el rollo invocador de los ancestros que habían ocupado el trono de Egipto antes que ellos, se convirtió en heredero de un país con una grandiosa historia de 1700 años a sus espaldas. 
Ramsés II nació en Avaris donde se encontraba la residencia familiar y pasó su infancia en compañía de sus dos hermanos y sus dos hermanas. 
El matrimonio de su padre Sethi con la hija de un conocido lugarteniente, permite a Ramsés II crecer con una importante influencia y tradición guerreras desde ambas partes de la familia. 
Desde pequeño fue educado para heredar la doble corona.
Como todos los hijos de la clase alta egipcia, un profesor le enseñaría a escribir e interpretar las imágenes escritas, a conocer los astros, historia y literatura, matemáticas y geometría, y todo lo relativo a la religión.
Físicamente fue preparado para que en su futuro como faraón fuese el mejor auriga y arquero. 

Cuando Sethi I subió al trono, Ramsés tenía nueve años y aproximadamente un año después, conociendo Sethi los daños que ocasionaron al país las disputas en anteriores sucesiones, fue nombrado príncipe regente y comandante en jefe del ejército, asegurando de esta forma su derecho al trono y evitando disputas en caso de muerte repentina.

A partir de ese momento tuvo un harén a su disposición y acompañó a las tropas en algunas campañas contra los hititas y los libios. 

A los 16 años fue asociado al trono imperial por Sethi, continuando su educación política a cargo de Paser, el visir de Sethi, que estuvo veinte años más en el cargo tras el fallecimiento de Sethi. Por estas fechas Ramsés participaría en la supervisión de las construcciones de Abidos, iniciándose así su afición constructora. 
El matrimonio no tardaría mucho en llegar para asegurar la descendencia cuanto antes.

Su primera esposa sería una joven de familia noble llamada Nefertari. Ramsés tenía 17 años cuando se casó por primera vez, fruto de este matrimonio nació su hijo primogénito llamado Amenhirjopshef. Paralelamente tomó una segunda esposa, Isetnefret, quien también le dio un hijo llamado Ramsés.
Las dos mujeres continuaron procreando, dándole en poco tiempo cinco hijos y varias hijas a los que había que sumar todos los nacidos de las concubinas reales, asegurando así el futuro de la dinastía.
La tercera esposa sería Hentmire, hermana de Ramsés, que según la tradición faraónica ayudaría a conservar la pureza de la sangre.
Como cuarta esposa eligió a su propia hija, Merytamón, fruto de su matrimonio con Nefertari, y se casó también con una de las hijas de Isetnefret, Bentanat.
Entre sus esposas y concubinas, dieron a Ramsés alrededor de cien hijos. 
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