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miércoles, 17 de octubre de 2012

EL LEGADO DE ISIS...


En el mundo antiguo se concebía a la Tierra como un cuerpo vivo, un ser vivo, reconocido desde el comienzo de los tiempos como la Madre Tierra. El poder de la vida tiene su origen en el contenido de la naturaleza.
Así en la Prehistoria y en algunas regiones todavía a principios de los tiempos históricos, estuvo vigente una sociedad matriarcal pacífica virginal, entendida como una mujer que es virgen, es completa-en-si-misma, en la que lo femenino jugaba el papel principal en el mundo social, las mujeres ejercían su autoridad sobre sus descendientes matrilineales reunidos en tribus independientes, este poder era el político, económico, religioso.
Vivian en comunidades sin guerras porque la autoridad era ejercida legítimamente por descendientes matrilineales de la madre Ancestral, la diosa que había dado origen al pueblo, de este modo se aceptaba de igual manera la legalidad del poder de la mujer.
El rol femenino era concebido como un poder mágico, elevándola a lo divino, la mujer fértil, la de grandes pechos, de vientre robusto paso a ser sacerdotisa y reflejo de la Gran Madre Tierra. 
Y antes de la era patriarcal, los pueblos de todo el mundo consideraban los principios del universo como propios de la diosa y de sus símbolos, la hembra que produce el nacimiento y la vida.
Los mitos de la creación de innumerables culturas dan testimonio, de este fenómeno y del papel que ha desempeñado el principio femenino en la conformación del mundo en el que habitamos.
Los misterios primordiales de lo femenino siempre se han asociado con la vegetación, a través de la intimidad de las mujeres con el mundo de las plantas. Las flores, las frutas, el maíz y el trigo no eran únicamente fuentes de alimento, sino símbolos de fertilidad.

En Egipto, la Diosa constituyó siempre un aspecto fundamental del panteón. En la época dinástica se dividió a la diosa buitre Nekbet en Nut, el cielo, la que existía desde la eternidad, la que creó el mundo y situó a Ra, el dios sol, en los cielos. Bajo la más conocida de sus múltiples formas, era la alada Isis, conmemorada como la Más Vieja entre las Viejas, que fundó las artes de la curación, la agricultura, el derecho y la justicia, también la monarquía.
La imagen de Isis, la Emperatriz como Gran Madre representa a la Tierra desde donde nace toda la vida y adonde retorna al final del ciclo natural.
Ha sido virgen, amante, madre y vieja. Tiene diez mil nombres y la han llamado Reina de los Cielos, ama de la Oscuridad, Señora de las Cosas Salvajes, Tejedora de la Tela; aunque su nombre cambia de una cultura a otra, sigue siendo la gran madre, la que todo lo da, la que produce la vida y alimenta de su propio cuerpo. 
Es al mismo tiempo, la tierra y la luna, sus símbolos y leyendas son ejemplos de historias que se encuentran por todo el mundo y en cualquier época, estableciendo a una diosa como fuerza creadora del universo. Es la base de la espiritualidad de las mujeres, de la magia y como en el culto de la diosa cada mujer es una parte de la madre creadora, resulta que cada mujer participa en la creación por sus propios actos de nacimiento y modelado.
Sus santuarios se encontraban por todas partes, pues en todas partes moraba: junto al hogar, en el pozo o el manantial sagrado que forma la catedral de la naturaleza, en la cueva más profunda, en la montaña más alta. 
Isis simbolizaba el equilibrio de la conciencia y la energía femenina dentro de la sociedad y de la religión. Sus sacerdotisas tenian la capacidad de transmitir los poderes de lo divino y esta es una capacidad típicamente femenina que proviene del propio conocimiento del ser. Convertirse en sacerdotisa significa bucear interiormente.
De sus conocimientos, de la sucesión de las constelaciones y de las estaciones derivaba su enorme poder, por lo que eran consultadas para predecir el porvenir, aconsejar el tiempo adecuado para sembrar, viajar, navegar o realizar otras empresas importantes... inventaron el sacerdocio. Durante muchos miles de años lo ejercieron en exclusiva y profetizaban basándose en la observación científica de los fenómenos atmosféricos, que hacían su aparición coincidentes con una precisa situación estelar.
Todos los nombres propios de mujeres derivan de nombres de la Diosa y todas nosotras sin excepción somos expresiones de la Madre, manifestaciones de la Diosa en la Tierra. El día que dejamos de amar la Tierra como nuestra Madre y a la mujer como su representante sagrada, fue el día que abandonamos el Jardín. 
La Madre nos hace señas de que regresemos a ella antes de que nos destruyamos. Como la energía de la diosa Kundalini durmiente, ella pide ser re despertada en nosotras, de tal manera que podamos conocer una vez más la alegría y el propósito de la vida en el planeta. 
Las antigua cultura de Isis puede despertar en las mujeres el deseo por una vida comunitaria donde se comparten las cosas materiales o por una vida sin guerra. Un mundo deseado donde todos los niños sean queridos, o donde se exprese con libertad la sexualidad, enterrando modelos o ideas culturales acerca del amor.
”Tu eres Diosa"
La Diosa es la fuerza creadora del universo.
Cada mujer es parte de la madre creadora.
Toda mujer participa en la creación por sus propios actos de tomar en forma activa el control del poder, desde su propia vida, cada mujer participa en el SER y la creación de la DIOSA que hay en cada una.
El resurgir de la Mujer y la Diosa, la gran madre como fuente de toda la vida, aceptar y confirmar la ley natural de la Diosa forma parte de una herencia que empezó antes del principio de los tiempos y que continuará cuando este haya terminado.

ANTIGUOS EGIPCIOS CONSTRUIAN PROTESIS ORTOPEDICAS...


Una prótesis del dedo gordo del pie encontrada en una momia en la necrópolis de Tebas, cerca de la actual Luxor, es considerada desde ahora como la más antigua jamás usada por los humanos.
Hasta el presente, la pieza, exhibida en el Museo Egipcio, era una curiosidad más y es probable que los asistentes la miraran con el habitual desdén de los modernos hacia todo lo antiguo.
Sin embargo, una investigación en profundidad ha puesto las cosas en su lugar porque demuestra que el dispositivo no solo funcionaba, sino que lo hacía muy bien y sin causar molestias o lesiones colaterales a quienes lo usaban, a pesar de la simplicidad de su fabricación.
Los arqueólogos estiman que el dispositivo fue fabricado durante el Imperio Medio, alrededor del 700 A.N.E., y perteneció a la hija de un alto funcionario a la que fue preciso amputar un dedo del pie porque padecía de diabetes.
Su elaboración comportaba una dificultad adicional: las sandalias eran en aquella época el calzado de uso común, pero los ortopédicos en ciernes se las ingeniaron para fijarla a una banda de cuero que se ataba al pie y permitía caminar sin provocar roces o irritaciones en las zonas aledañas.
Pruebas realizadas con la ayuda de dos voluntarios en el Reino Unido mostraron que con la prótesis es posible andar largas distancias descalzo o calzado, según un reporte del Centro de Egiptología Biomédica de la Universidad de Manchester, circulado aquí.
El ensayo fue verificado y difundido como exitoso por el Journal of Prosthetics and Orthotics del Reino Unido, una publicación especializada en el tema y poco dada al sensacionalismo.
Como para evitar elucubraciones sobre la procedencia extraterrestre de la pieza, una tesis enarbolada con frecuencia por amantes de los alienígenas, los humildes precursores emplearon en su elaboración los materiales más rudimentarios: una especie de papel maché endurecida con engrudo, una tira y cordones de cuero.
El precio del trabajo, que tiene que haber sido antecedido por investigaciones antropométricas y de otro tipo, es harina de otro costal: está perdido en algún recoveco de las brumas del tiempo, aunque está claro que no deber haber sido barato.

EL PAPIRO...


EL PAPIRO
Este papiro, catalogado con el número EA 10188 del Museo Británico de Londres, fue adquirido por el propio Museo en 1865 y su origen parece encontrarse en Tebas. Sir Wallis Budge (Egyptian Hieratic Papyri in the British Museum. London 1910) pensó que el origen del papiro era el escondrijo de las momias reales de Deir el-Bahari, donde lo recogió el cónsul británico en Luxor, Mustafá Agha. Este origen está actualmente descartado, si bien es sabido que perteneció a A. Henry Rhind, quien posiblemente lo obtuvo del propio Mustafá Agha. Fue el Dr. Birch, examinando los objetos llevados a Inglaterra por Rhind, quien reconoció la importancia del texto. Henry Rhind murió en 1865 y su colección paso entonces a David Bremner, quien posteriormente la vendió al Museo Británico.
El papiro está escrito en egipcio medio y escritura hierática. Tiene unas dimensiones aproximadas de 5 m de longitud por 24 cm de anchura.
Contiene en total 33 columnas y unas 930 líneas, escritas con tinta negra.
Parece, según Faulkner, haber sido realizado como encargo de una recopilación de textos religiosos destinados a la biblioteca de algún templo, si bien la historia de la Creación no parece encajar en el contexto global del trabajo. Consta de cuatro secciones claramente diferenciadas, y finalizadas por la expresión º¸ªÄ¸.
Estas son:
Las lamentaciones de Isis y Neftis. Un texto que debía ser cantado entre los días 22 a 26 del mes de Joiak, mes en el que se celebraban los misterios de Osiris. Los cánticos eran ejecutados por dos sacerdotisas que representaban a las diosas en sus lamentaciones por la muerte de Osiris. El texto consta de partes ejecutadas a dúo por ambas sacerdotisas y otras pertenecientes a un solo, cantado por la sacerdotisa que representaba a la diosa Isis. Comprende desde el inicio del papiro hasta la columna 17. Faulkner tituló a esta sección "Las canciones de Isis y Neftis" para distinguir el texto del existente en el papiro Berlín 3008 que incluye una versión mucho más corta. La estructura en columnas es muy variada, desde las 12 líneas en la columna 17 hasta las 31 de la columna 16 y está compuesto por frases cortas, muy en el estilo de los himnos.
El ritual de presentación de Sokar, que también debía formar parte de los misterios de Osiris y que comienza con una invocación al dios Sokar bajo diversos epítetos, entre los cuales destaca una identificación con Amón-Ra. El texto además incluye un himno a Hathor, que es identificada con Tait, Bastet, Satis, Uto, Sejmet y Neith. Abarca las columnas 18 a 21.
El libro de la destrucción de Apep, el mayor de los cuatro textos, que incluye un monólogo de Ra en el que describe su autocreación desde el Nun y la del mundo por medio de su boca, y cómo creó primero a Shu y Tefnut, de los que nacieron Geb y Nut que dieron, a su vez, origen a la Gran Enéada, tras la cual surgieron los hombres de las lágrimas de su Ojo. Existen dos versiones del monólogo, la primera entre las columnas 26,21 a 27,5 y la segunda que comprende de la 28,20 a la 29,6. En general el texto describe diferentes composiciones de protección del dios sol contra Apep (Apofis) con un propósito secundario de proteger al faraón de sus enemigos.
Es interesante hacer notar que Seth aparece en este texto como aliado del dios sol, a quien protege y defiende. Ocupa desde la columna 22 hasta la mitad de la 32. Aquí el texto no mantiene una estructura fija, variando en anchura y longitud. Las frases ya no son las mismas que en las secciones anteriores, sino más largas y se pierde el estilo de himno. Los monólogos de Ra aparecen en dos versiones y dos secciones diferentes.
Los nombres de Apep. Esta cuarta y última sección contiene una lista de los nombres de Apep e incluye instrucciones para realizar imágenes de Apep y criaturas malignas similares. La última parte es un himno a Ra que debía ser recitado después de que las imágenes de Apep hubiesen sido hechas. Comprende desde la mitad de la columna 32 hasta el final del papiro.
Existe una sección del texto, conocida como colofón, después de la columna 17 (final de las lamentaciones de Isis y Neftis) escrita de forma muy diferente al resto y añadida por un sacerdote llamado Nasmin, posiblemente el último propietario del papiro. Este añadido está fechado en el año 12 del reinado de Alejandro, hijo de Alejandro. En él se enumera la familia y los títulos del sacerdote entre las columnas 17 y 18 del original y el resto, escrito entre las columnas 21 y 22 del original, contiene un conjunto de maldiciones contra cualquier extranjero que se atreva a dañar el papiro, así como una bendición para aquel que le guarde debido respeto.

CEMENTERIO FARAONICO...


Cuentan que durante siglos los sacerdotes egipcios recorrieron el país en busca del toro Apis. Antes de convertirse en la manifestación terrenal de Osiris, el animal debía aprobar una rigurosa prueba de selección y cumplir con cierto canon de pelo, color o fecha de nacimiento.
El elegido, fetiche de tiempos prósperos y buenas cosechas, tenía garantizada una vida a cuerpo de rey y la muerte más sagrada.
El semental, considerado una estatua viviente de dios, disfrutaba de corral propio en el recinto del templo y consumía sus días entre ofrendas y oráculos. Adorado desde la I dinastía, el toro sagrado de Menfis –representado con un disco de sol entre sus cuernos- era una especie de cordón umbilical entre lo mortal y lo divino que fascinaba e irritaba a los invasores. Incluso su muerte resultaba tan dulce como su existencia: era embalsamado y enterrado en un Serapeum bajo las dunas de la meseta de Saqara, a unos 25 kilómetros de El Cairo.
Enclavado al noroeste de la pirámide escalonada de Zoser, este particular cementerio de bovinos había envejecido mal. Fue usado desde la dinastía XVIII (1552–1305 a. C.) hasta el periodo ptolemaico (305–30 a. C.).
Pero permanecía cerrado al público desde 1986 y habían surgido voces que alertaban de su posible colapso.
Tras seis años de restauración, ha reabierto sus puertas. "Este es un lugar único en el Antiguo Egipto. La pequeña y la gran galería son suntuosas desde el punto de vista histórico y arquitectónico", ha declarado el ministro de Antigüedades Mohamed Ibrahim a varios de comunicación, entre ellos,
Hierro y acero para salvar las catacumbas
El interior de las catacumbas es aún un territorio de misterio. Un entramado de pasadizos horadados en la roca y salpicados de cámaras laterales con sarcófagos de granito de hasta 80 toneladas. Los ataúdes alojaron, antes de su expolio, los restos momificados de los toros.
El primer túnel fue construido por el hijo de Ramsés II y la dinastía ptolemaica excavó el segundo.
El páramo, sin embargo, continúa huérfano de uno de sus mayores tesoros: las teselas que adornaban los muros y que se encuentran repartidas por varios museos del mundo. Lo que hoy se reduce a huecos en la piedra aportó una valiosa información sobre el tiempo de vida de los bovinos y la fecha de su sepelio.
Los datos han proporcionado además los nombres de los visitantes o han servido para ajustar la cronología de determinados periodos faraónicos.
La estrella de Apis logró sobrevivir a los faraones. Los griegos lo unieron a sus divinidades Zeus y Hades, lo rebautizaron como Serapis y levantaron en su honor el Serapeum de Alejandría, destruido luego por el patriarca cristiano Teófilo.
El tiempo amenazaba con arruinar a su hermano de Saqara. Y, entonces, el bálsamo recetado por un comité de expertos fue colocar estructuras de hierro y acero para apuntalas las zonas más débiles.
Un descubrimiento cinematográfico
El esqueleto artificial, que incluye un nuevo sistema de ventilación, ha curado las heridas que un terremoto abrió en 1992 en las bóvedas y las paredes. Y ha resucitado una joya de la necrópolis de Saqara que fue descubierta en 1851 por arqueólogo francés Auguste Mariette.
Como le gustaba decir al defenestrado ministro Zahi Hawas, "la historia de su descubrimiento es tan emocionante como cualquier película de Hollywood".
Y es que Mariette, que había sido enviado por el Louvre a El Cairo en busca de unos manuscritos coptos, dio con su paradero al percatarse de una esfinge que despuntaba en la arena y recordar la narración de Estrabón.
El griego detalló en el siglo I a.C. que un camino de esfinges conducía a la entrada del serapeum. Casi en secreto, el galo comenzó unas excavaciones que acabarían abriendo la puerta a este singular universo.
Durante cuatro campañas, Mariette guió a un equipo de arqueólogos por los corredores subterráneos hasta rescatar del olvido las tumbas de los toros Apis. Una revelación probablemente inconclusa, pues algunos expertos barruntan que las dunas mantienen todavía a buen recaudo una parte de los enterramientos.
La rehabilitación del serapeum no es una aventura aislada. 
También se han reparado las mastabas de dos nobles pertenecientes a la quinta y sexta dinastías: la del administrador de la ciudad Petahotep y la majestuosa de Mereruka, visir del rey Teti, su esposa y su hijo.
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