Atum crea sin necesidad de una contrapartida
femenina y auto-surge gracias a su voluntad y su energía cuando se encontraba
latente en las aguas del Nun. Es un hecho inequívoco y claro que no requiere
explicación, sin embargo más adelante los teólogos de Heliópolis sintieron la
necesidad de modificar la creación para hacerla más comprensible, para ello
dotan al dios de una compañera llamada Iusaas (en otros casos aparece Hathor,
Señora de Hetpet, en su lugar) cuyos epítetos son: "Ella Viene y es Poderosa"
o "Ella Vino con el que es Grande", que es titular de una capilla en
el recinto de Heliópolis. "Ella" era la diosa consorte y la
materialización de la mano de Atum en el acto creador, representada con un
disco solar o con un escarabajo sobre la cabeza.
Atum-Ra es el dios más importante del pensamiento
religioso egipcio, tanto que el resto de los dioses provinciales fueron
sufriendo asimilaciones con él. Realmente las cosmogonías locales generalmente
utilizaban la fórmula heliopolitana incluyendo a su divinidad local. De este
modo, y a partir del Reino Medio, la solarización de los dioses hace que
aparezcan divinidades como Amón-Ra, Sobek-Ra, etc. Los únicos dioses que no
llegaron a sufrir esta fusión fueron Ptah, quizá por ser un dios creador
demasiado importante con un clero influyente, y Osiris, cuya leyenda era
demasiado popular.
Atum reúne en sí toda la creación. En ocasiones es
identificado con la colina primigenia en sí misma, siendo la unidad de una
creación diversificada, la primera fuerza cósmica creativa y un dios andrógino
potencia del orden de vida. La creación en torno a él tiene un carácter
eminentemente sexual, una forma primitiva pero lógica de expresar el
pensamiento profundo de la existencia. Su unión a la Enéada heliopolitana para
dotarle de una genealogía, tal y como también la tenían los hombres, parece
remontarse entre las Dinastías I y V.
No obstante este dios, aunque poderoso en sí mismo,
necesita y utiliza una serie de fuerzas para dar cuerpo a la creación. De este
modo, encontramos a Sia, Hu y Heka que representan la inteligencia que proyecta
el mundo, la decisión creativa y el mago cuya energía realiza la palabra,
respectivamente. Es curioso destacar que las dos primeras fuerzas carecieron de
culto mientras que la tercera lo tiene documentado desde el Reino Antiguo sin
que hallamos podido averiguar el porqué de este hecho. Todos ellos aparecen
protegiendo a Ra en su acto creativo y acompañándole en su barca que surca el
mundo subterráneo. Pero para los teólogos de Reino Nuevo estas fuerzas no
fueron suficientes añadiendo elementos nuevos y "sofisticados" que
denotan un pensamiento más evolucionado y complejo.
Así aparecen: Iri la
acción, Sedyem el oído y Shai la determinación y el destino.
Pese a su preponderancia Atum-Ra nunca desplazó a
otros dioses, a los que se adoraba en su santuario. Tenemos constancia durante
el Reino Antiguo de cultos a Horus y a su homóloga femenina, Hathor, y sabemos
que la esposa principal del sacerdote de Ra en Heliópolis era igualmente
sacerdotisa de Hathor posiblemente relacionándola con la compañera del dios.
La personalidad del dios Atum a veces es
enigmática. Se nos presenta como una divinidad que puede tener aspecto de
serpiente en su forma más arcaica relacionada, como la mayor parte de los
ofidios, con el espíritu emergido, que en Heliópolis además, se identifica a la
divinidad local lmy-Uhaf, "El Deslizado".
La mitología egipcia nos
muestra a este animal como una fuerza benefactora y creadora símbolo del
espíritu emergido, sin embargo, también puede estar representado bajo el
aspecto de la serpiente dañina Apofis (aunque jamás citada en el contexto de la
cosmogonía y siempre a partir del Primer Período Intermedio) como
representación de "la no-existencia" o, como en los "Textos de
las Pirámides", bajo el nombre del "Muy Numerosa en
Anillos", donde se la relaciona con los limites del mundo.
En este caso
habría que preguntarse el por qué de ambas representaciones tan dispares entre
sí: la creadora junto a la dañina. Algunos investigadores interpretan estos dos
conceptos como la forma de Atum cuando se hallaba en el océano primordial en un
estado de no-existencia, es decir cuando formaba parte del caos (como Apofis),
y la divinidad cuando toma consciencia de sí misma y comienza la creación. De
nuevo serían dos manifestaciones del mismo dios.
Bajo el aspecto estable de Atum-Ra,
iconográficamente se le representa en forma humana con la doble corona sobre la
cabeza, de león o de icneumón en este último caso en Heliópolis (con la
apariencia de Ra) para simbolizar el poder del dios -que en esta forma- mata a
las serpientes, es decir, elimina su aspecto remoto de dios no-existente en el
caos primordial. De igual modo, le encontramos bajo apariencia antropomorfa,
cabeza de carnero, forma de mangosta, anguila etc., estas últimas en el aspecto
de Atum.
Vemos por tanto que la variación de representaciones de esta divinidad
evidencia su controvertida procedencia en cuanto a dios ctónico y solar. Bajo
el aspecto de Ra aparece asimilado al halcón, al carnero, a la musaraña, al
elefante, al macaco, al escarabajo pelotero, o al Toro Mer-Ur de Heliópolis
desde el Reino Nuevo.
Otro símbolo empleado por los teólogos de
Heliópolis fue una flor de loto para explicar el nacimiento del Sol, ya que
esta planta se abre al nacer el día y se cierra al anochecer. El loto emergido
de la colina primigenia abriendo sus pétalos habría mostrado al dios solar, que
más tarde y en este aspecto se identificó con Nefertum.