Reino Medio
Posiblemente la religión del Reino Medio se caracterice por las novedades que supuso.
Es durante este período cuando la religión alcanza su momento de mayor equilibrio, si bien es cierto que los datos y evidencias relativos a esta ápoca son mucho más escasos que los que conocemos del Reino Antiguo o el Reino Nuevo.
Montu, un dios asociado directamente con la guerra, se convierte en el dios de la XI Dinastía , como dios guerrero, originario de Armant (Hermonthis). Cuatro fueron los reyes que llevaron el nombre del dios (Mentuhotep) durante esta dinastía. A pesar de que nunca perdió un papel importante dentro del Panteón egipcio, su máximo esplendor fue breve y durante la XII Dinastía , el auge de Amón, señor de Tebas, que ya en el Reino Antiguo aparece mencionado en los textos de las pirámides, le llevó a un segundo plano. Por otra parte se distingue un intento de conseguir una unidad religiosa nacional: Amon no sustituye a antiguos dioses sino que desde un principio este dios se funde con Ra, como Amon-Ra, asumiendo así toda la teología solar que hasta ese momento había ido creciendo y estabilizándose, de modo que las cosmogonías locales, aunque no llegaron a desaparecer, se quedaron reducidas al mínimo, al menos a novel estatal.
El culto a Osiris ya ha triunfado y los textos mágicos, antes reservados a la realeza pasan a formar parte del ritual funerario de las clases medias, aquellas que en esta época podían permitirse entierros y cultos funerarios de cierta categoría.
Esto dio lugar a lo que hoy conocemos como "Textos de los Sarcófagos", surgidos durante el I Período Intermedio. Representan una evolución, ahora más organizada, de las creencias expresadas en los Textos de las Pirámides.
Las pirámides vuelven a ser el monumento funerario por excelencia, aunque ya sin alcanzar la grandiosidad de épocas pasadas.
Ahora se construyen en ladrillo, más sencillas. Esto permite que las construcciones no se conviertan en una carga para el estado y los trabajadores, como sucedió durante las dinastías del Reino Antiguo.
Los cleros, tanto de Tebas como de Menfis, siguen siendo un factor influyente en la economía religiosa, pero sobre todo prima el equilibrio.
Los templos no desestabilizan ya el poder central.